viernes, 28 de septiembre de 2018

XXVI. Noche de blues


¿Me está mirando a mí?
Sí, lo miraba a él. Acababa de descubrirlo, en el fondo del salón, aferrado a su vaso de cerveza, los ojos achinados y esa boca un escándalo que se veía desde el escenario. Lo miraba de reojo y quebraba su voz de gata blusera hasta quedarse sin aire. ¿Estará solo?
Foto: IG @raichijk_daniel
Sí, estaba solo. Venía de romper una relación y ahogaba su pena en aquel antro mientras pensaba qué canción más triste y también pensaba qué belleza de mujer. ¿Está llorando?
Sí, lloraba. Un poco por la canción triste y otro poco porque Quién me va a querer así rota.
Yo! dijo él en voz alta. Pero miraba a la barra, desde donde un minuto antes habían preguntado quién pidió la cuenta. ¿Se va?
Sí, estaba a punto de irse. Guardaba la billetera en el bolsillo trasero del jean cuando la vio acercarse. ¿Viene hacia mi?
Sí, iba. Se arrimó tanto que él debió retroceder un paso. Le pareció aún más hermosa con ese reflejo azul que le cruzaba la cara.

Te vas... dijo ella.
¿Me quedo? preguntó él.

Valeria Sampedro.
#microhistoriasdeamor

jueves, 13 de septiembre de 2018

XXIV. Dejarlo ir


Nada más triste que la última cita. Ese encuentro en lugar neutral para decirse adiós civilizadamente con un café de por medio, o con suerte algo de alcohol. Desde cuándo el amor suponía tanta burocracia. Despedirse. Avisarle al otro los porqués, qué tedio.
Por suerte eligieron un bar con una cerveza tirada riquísima. En verdad habían pasado muchas noches borrachos de amor en esa taberna, no se si era el sitio indicado. Al menos, no iba a faltar épica.
Ph. IG: @raichijk_daniel
A la tercera ronda él creyó que ya era suficiente, tenía ganas de besarla y proponerle volver a intentarlo, así que agarró la campera, le acarició el huesito ese donde nace la mandíbula y se fue antes de que su chica (su flamante ex) lo viera llorar.
Ella apuró su birra de un trago y salió casi detras suyo. Sacó un cigarrillo (fumaba negros), se apoyó en la columna del bar y lo vio alejarse. Pensó, qué gran amor.


Valeria Sampedro.
#Microhistoriasdeamor

lunes, 3 de septiembre de 2018

XXIII. La pregunta


Qué hay de comer. Era su frase a modo de saludo, cada noche, mientras se quitaba el abrigo y colgaba las llaves en el ganchito de la pared junto a la puerta. Le daba un beso en la mejilla, decía eso y se iba un rato a la habitación mientras ella terminaba de poner la mesa, apagaba el fuego, cortaba unas servilletas del rollo de cocina, se servía otra copa de vino.
Ph. IG: @raichijk_daniel
Está la comidaaaa.
Era el momento en que coincidían los tres. Ella, él sentado justo enfrente, y el nene en la punta. Sin la tele, sin celulares a la vista. Casi sin diálogo. Ni siquiera un atisbo de tensión en el ambiente. Nada. Una cordial indiferencia. El ruido de los cubiertos contra los platos, cómo te fue en el trabajo, normal y a vos, bien. Me pasas la sal, llamaron del banco. El gorgoteo de la bebida en los vasos, me llené, dale no comiste nada, te dieron tarea, acordate que mañana lo vas a buscar vos, ey comé, ey!!!!!

¿Cuándo se van a separar?

Valeria Sampedro.
#microhistoriasdeamor