Hablemos del clítoris de Ayelén Paleo. Ojo, no tengo ningún pudor sobre el
tema y milito porque cada mujer haga con su cuerpo lo que se le cante, aunque
verlo tan en primer plano, que me asalte un clítoris a la vuelta de una página
de revista, debo reconocer, me resultó chocante. ¿Qué necesidad de exhibir tan
abiertamente esa lonja de carne íntima y por demás sensible?
Claro que la revista en cuestión es Playboy. Pero pensaba, ahora lo
escribo, que justo antes de anunciar el fin de los desnudos esto debe ser una
especie de catarsis cárnica o bacanal vaginal.
La cosa fue así. Mi marido llega a casa con su ejemplar de Playboy y lo deja
sobre la mesa, sin disimulo. Fueron las 20 preguntas a Agustina Kampfer
(vestida) lo que le llamó la atención y por eso decidió comprarla. No dijo nada
del clítoris de Paleo. Como es una publicación que no suelo consultar, cuando
me dieron ganas de ir al baño la lleve conmigo.
La experiencia fue más que
interesante; para una feminista que no hace un culto de las axilas pobladas
pero se permite recreos entre depilación y depilación, ver todas (T O D A S)
vulvas depiladas me indignó un poco. ¡Denunciemos el desmonte femenino
muchachas!
Pero volviendo a la exuberancia de Paleo, que no se guarda en esta producción
de fotos ni un centímetro de insinuación –hasta se apoya el dedo índice en el
borde de la boca, imagínense-, me pregunto qué clase de excitación, que efecto
eréctil podrá causar este pequeño bandoneón de piel puesto en primerísimo
plano, tan blanco, tan photoshopeado, tan desexualizado, sobre mi marido, sobre
todos los maridos?
Fin de la disquisición. Es medianoche y me estoy yendo a dormir. Zapping
previo por lo de Fantino, donde un día de estos irá Paleo a mostrarse, aunque
ya no le queda nada por mostrar.
Valeria Sampedro.
Si bien uno no puede pedirle a Playboy que deje volar la imaginación, toda exageración de poses o retoques en fotos produce un efecto bassssstante lejano a la excitación. Se vuelve humorístico. Don Heffner tomó nota de estas cosas y optó por el cambio.
ResponderEliminarHola Valeria!
ResponderEliminarSoy Sofía, de San Juan, tengo 20 años y soy estudiante de medicina
Aprovecho por este medio para agradecer toda tu movida feminista.
Es que, por twitter y tv llegué a tu blog, donde encontré fundamentos claros sobre derechos y necesidades de la mujer, que me sirvieron para concienciar a amigos, familia, y hasta compañeros y profesores de la universidad católica a la cual asisto (donde es casi imposible hablar de estos temas).
Es fantástico que periodistas mujeres de grandes medios como vos lleguen a esta lucha, sos un ejemplo de profesional.
Nuevamente agradecida de todo lo que escribís y luchás. Yo lo trato de hacer como futura médica.
Seguí así, somos muchxs lxs que te seguimos!!!
Estimada Valeria, Ayelen Paleo es un producto de consumo para el público gateril, eso en su caso la excluye de una gran mayoría de varones que no apuntamos al consumo de dicho producto, es una pena porque se pierde que se la vea como una mujer y no como un objeto, pero no me interesa hablar de ella, si del tema del clítoris y ya que está de toda la zona vaginal en su estado “lampiniano”. Yo sé que no es natural que esa zona carezca de bellos, también sé que no se le puede pedir a nuestra mujer en pos de lograr una vagina “perfecta” y juvenil, que se la depile (acá me solidarizo porque hace un mes me tuve que hacer un estudio médico que requirió que quede peladito allí abajo y los primeros días fue complicado), pero en honor a la verdad-verdad, debo decir que no solo lo importante del rebaje de “lopes” es el look adolecente, lo realmente importante es cuando se práctica el sexo oral, y acá debo decir y espero no ofender a nadie, que no hay placer más grande que no encontrarse con interferencias entre nosotros y ellas, es más, me atrevería a decir que ante una vagina depilada, uno podría estar varias horas haciendo feliz a nuestra partenaire, pero si hay pelos y ni que hablar bosques, uno pierde ese estímulo extra. Muy bueno su blog.
ResponderEliminarhttp://cparodi1961.blogspot.com.ar/