Esos libros que te sacuden desde la primera página. Urgentes. Que te
interpelan hasta explotarte la cabeza. Que te obligan a agarrar una birome, un
lápiz, lo que sea y subrayar, tachar, sacar flechas para todos lados. De esos
libros, que una se devora famélica, es Teoría
KingKong de Virginie Despentes,
la más punk de las feministas. Ciento veinticinco páginas a las que le pone el
cuerpo, de manera bestial.
De mi ejemplar marcado:
“Escribo desde las feas,
para las feas, las viejas, las frígidas, las mal cogidas, las incogibles, las
histéricas… las excluidas de la gran feria de las que están buenas”
“Le tengo bronca a una
sociedad que me educó sin nunca enseñarme a herir a un hombre si me abre las
piernas por la fuerza… La violación fabrica a las mejores putas”
“El orgasmo femenino hace
su aparición en el lenguaje común a partir de los años 70 y rápidamente lo
volvieron en contra de las mujeres. Primero al hacernos entender que fracasamos
si no acabamos, después porque los hombres se apoderaron de él: es por ellos que la mujer debe acabar”
“…porque el ideal de mujer
blanca, atractiva pero no puta, bien casada pero no relegada, que trabaja pero
que no es tan exitosa como para humillar a un hombre, flaca pero no neurótica
por la comida, que sigue indefinidamente joven sin que le desfiguren los
cirujanos, que se siente plena de ser mamá pero no es acaparada por los pañales
ni los deberes de la escuela, buena ama de casa pero no sirvienta. Esta mujer
blanca, feliz, que nos ponen siempre frente a los ojos, que deberíamos
esmerarnos en imitar, más allá de que parece aburrirse mucho, de todas formas
nunca me la cruce. Creo que no existe”