domingo, 12 de mayo de 2019

La venganza deseada

Del ataque magnicida a una venganza gitana. Ambas hipótesis agitaron la modorra de un jueves tranquilo, hasta las siete y media de la mañana en que empezaron las corridas de redacción, chats febriles de grupos de periodistas, partes policiales, últimos momentos y todo el agite propio alrededor de un ataque a tiros a dos cuadras del Congreso de la Nación a un diputado y su asesor.
La trama gitana no tardó en aparecer. Nos estaba faltando un culebrón y cada nuevo dato venía a decorar una página perfecta para la crónica policial. Todo servido en bandeja por “fuentes de la investigación”. Don Jesús, jefe del clan junto a su primo el cebolla y una pistola calibre 40 con mira láser para hacer justicia zíngara contra el hombre que mancilló el honor de su hija. Historia de infidelidad, amantes, promesas incumplidas y la mafia gitana que, se sabe, no perdona. Tanta fue la excitación que hasta llegó a leerse por ahí la vieja fórmula de crimen pasional.
Todo en potencial y abonado por las autoridades que vía tuiter arengaban “clan mafioso de gitanos detenidos. ¡El que las hace las paga!”. Para entonces la noticia novelada se escribía ya a mil manos, con récord de likes y opinólogos siempre bien dispuestos a ganar seguidores con su raid mediático.
Dejemos por un rato el protocolo de buenas prácticas periodísticas y movamos la foto de Estefanía, 24 años, casada, dos hijos PERO.. ¿presunta amante del asesor acribillado?
De pronto un “giro” en la investigación; la mujer declara que ni conoce a las víctimas del ataque y las fuentes se hacen las sotas. Ni un dato parece sostener la hipótesis de la relación amorosa. ¿Y ahora, cómo seguimos? ¿Borramos a la piba de los historiales de búsqueda? Quién mancilló el buen nombre de la hija del gitano al final.
Cuentan que, por estas horas, hay reunión en las redacciones para ver cómo lograr que la realidad no les arruine esta hermosa historia.


Valeria Sampedro.