sábado, 9 de enero de 2021

Casi Nunca Es Para Siempre

Puedo decir que en el año de la pandemia saqué un libro. Se llama Casi nunca es para siempre y son microhistorias, ponele que de amor. El epílogo que escribí cuenta un poco más de qué va a cosa.

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Esto no es literatura del yo, aunque tiene mucho que ver conmigo. Me gusta más literatura del ello. Lo impersonal también puede dejarte al desnudo. Por estas páginas, escritas en Calibri 12 con interlineado sencillo, pasaron un montón de historias. Algunas me las contaron, varias las imaginé, de unas cuantas fui protagonista, testigo, apenas taquígrafa, en una o dos justiciera. Escribí con los dedos en carne viva y la neurosis a flor de piel. Tipear amor romántico y el barro de las relaciones. Meter el dedo ahí donde empieza a doler. Compu inodoro, compu diván, compu carilina. Un random de emociones, del metejón al desengaño, al encuentro cas
ual, al abandono. (Necesitamos más relatos). Duelos, rupturas, infidelidades. (Más). Amores virtuales, platónicos, pasajeros, para toda la vida. (Dale, algunos más). Relaciones esporádicas, amistades con derechos, fobias, reincidencias. (Genial, mandame el epílogo y cerramos). Qué convulsión de los sentidos resultó este libro. Entregué el borrador y dejé terapia.

Te pasó o no te pasó. Posta te dijo eso, hiciste bien en mandarlo a la mierda, cuándo fue lo del aeropuerto, creo que sé cuál es el idiota, al final qué hiciste con el sillón, te cogiste al profe guacha, quién vendría a ser la piba de la bici, un asco cuando contas lo del enchastre, fue por mí lo de…, un desubicado el fletero, de verdad tenés un consolador.

La tercera persona como respuesta a todo. Cualquier semejanza con la realidad, ya saben.


Valeria Sampedro.

Edita Zona Breve para PRH