Había sido una noche difícil; larga y desvelada. Una noche
de esas en que replanteas tu mundo de inconsistencias, en que quedas al
desnudo, tan ridículo y desamparado.
Estaba solo. Bueno, tenía su millón de amigos virtuales, su
departamento con vista al río, su whisky onderocs, sus sában
Foto: IG: @raichijk_daniel |
as de seda, su
agenda de compañías aleatorias. Pero estaba solo en el más triste sentido de la
ausencia.
De pronto lo supo y no pudo contener el llanto.
Lloraba a mares, como un chico, con un desconsuelo irremediable. En qué momento
se había vuelto tan estúpido.
Intentó sobreponerse, limpiarse la cara, aclarar la garganta
y no pudo evitar volver al celular, a chequear los likes de su felicidad
prefabricada. Pero la pantalla salpicada de lágrimas le devolvió un efecto
refractario de su estupidez y pensó: son esos, los pedazos rotos de mi espejo
interior.
Valeria Sampedro.
#microhistoriasdeamor
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