Sábado a la noche. Consigo dormir a
mi hijo antes de caer exhausta, me pego un ducha, dos gotas de perfume, un hilo
de crema en las piernas, avanzo decidida hacia el sofá, aunque soy consciente
de que cualquier intento disfrazado de babydoll fracasará estrepitosamente con
mi marido hipnotizado frente al televisor. Mientras el Chino Maidana se
mantenga en pie se que mi tanga, del otro lado del ring, pierde por knock out.
Vamos al plan B.
MyLord espera subido al sommiere, con las pilas recargadas.
Él y el último episodio de Confesiones
triple X, de Erika Lust –la reina del porno feminista.
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Cómo nos merecemos un cine que logre
ponernos cachondas sin esos aliens epilépticos que lo único que generan es
decepción cada vez que tanteamos los confines de nuestra cama. Basta de mujeres
que gimotean desde el minuto uno sin parar; sólo sirven para meter cizaña y obligarnos
a fingir.
Algo de eso entendió, hace mucho,
Erika Lust. Sueca, 38 años, politóloga especializada en feminismo. Si, una
estudiosa del fenómeno, no una pajera que se compró una camarita. “Yo soy feminista y el cine que hago es
político: lleva el mensaje de la mujer libre que disfruta de su cuerpo… No es
solo una herramienta de placer sino educativa. Y política. La pornografía es un
discurso, habla sobre la sexualidad, sobre la feminidad, sobre roles... La
mujer en mis películas no es un objeto, ella
está ahí para sentir su propio placer. Son historias contadas desde su
perspectiva” dice la rubia que, increíblemente, todavía se pone colorada cuando
le preguntan si es lujuriosa.
En apenas una década, esta mujer
armó un verdadero emporio. Arrancó con un corto (“The good girl”) en el año 2004, que tuvo más de dos millones de descargas
en apenas un par de meses. Hoy lleva producidos 7 largometrajes, un documental,
y una serie erótica que compila distintas historias, inspiradas en confesiones
anónimas de sus fans, que ya va por su tercera edición. Además escribió 5
libros, entre ellos una guía femenina para entender y aprender a disfrutar del cine
XXX. Y ya que estaba puso un Store online, donde vende juguetitos, cremas, dvd`s,
látigos, lencería y ¡hasta cuadros! Arte hot, anotá Rampolla.
Penes al natural (con papitas noisette)
Erika Lust se propuso deconstruir
los estereotipos del género (cinematográfico y sexual). Más flaccideces, menos
gemidos histéricos, algo de pelos ¡porDio!
y un zoom directo al deseo femenino. Nada de mujeres al servicio del machote
pijudo en estas películas, de eso sobra en el porno convencional.
“Sufro bastante en los castings. Los actores de cine porno no están
acostumbrados a interpretar un papel. Mi lucha es precisamente sacarlos de ese
lugar impostado. La mayoría de las chicas está muy operada, ellos tienen músculos
de horas de gimnasio y los looks se vuelven como de plástico. Eso no me gusta.
Yo quiero gente normal, con sensación de personas reales. Por ejemplo, si
quiero un poco de vello púbico, ¡tengo que encargar pelucas! A la vez es
complicado trabajar con actores que no han hecho porno antes y rodar una escena
de sexo puede resultar difícil” apunta la directora.
Las feministas más exaltadas se
indignaran de que Lust levante su bandera mientras filma cuerpos explotados,
pero ella responde con en el concepto de cine que hace y sus condiciones de
producción: “contrato actores que
realmente quieren estar en el sitio donde están, que tienen todos los papeles
en regla y que han pasado los test de enfermedades. Cuando nosotros rodamos hay
un ambiente agradable de grabación, no es esa típica sensación –por lo que me
han contado muchas actrices– de un mundo de hombres, donde productores y
directores incluso invitan a sus amigos para ver a las chicas, o se promueve el
uso de fármacos para asegurar la erección o potenciar la eyaculación.”
Feminismo al
desnudo
Es hora de decirlo, la militancia se
termina a los pies de la cama. Justo ahí, brincando impertinente sobre los
resortes del sommiere, el patriarcado sonríe triunfante. Cuando te quedas en
bombacha la fantasía vuelve a ser el jefe que te desprende la blusa, el profe
de gimnasia que te roza sin querer, la mucamita de uniforme sometida y la nena
con trompita Prandi. Calentate imaginando a tu marido con ojos de cordero y
esmirriada sumisión, dispuesto a que lo montes en una cabalgata feroz, y te
mando a domicilio el diploma Simone de
Beauvoir de la buena feminista.
Me quedo con una frase de la enorme Virginie
Despentes, en su Teoría KingKong: “Dominio de lo privado, lo que me hace mojar.
Porque la imagen que da de mi es incompatible con mi identidad social
cotidiana”.
Y conste que esto no tiene nada que
ver con las cincuenta sombras de Grey.
Valeria Sampedro.
(*) Los textuales de Erika Lust fueron tomados de
entrevistas a la revista Vanity Fair (nov/2012) y El Pais semanal (ago/2013)
Las cosas que teníamos que hacer para poder conseguir con los pibes del barrio esas primeras XXX, en formato VHS!!!
ResponderEliminarMe gustó el post. ¿Nunca probaste escribir ficción?