Ella fue la que una tarde, hace 14 años, le comió la boca de
un beso que aún ambos recordaban. Era la primera cita y llevaban horas hablando
sin que él se animara a romper la distancia ínfima que aún los mantenía
separados (porque el hielo lo había roto ella al segundo mezcal, cuando le
confesó que esa mirada tímida lo volvía irresistible). Después el beso y
todolodemás.
Foto: IG @raichijk_daniel |
Ella había dado, en esa relación, siempre los primeros
pasos. Fue la que irrumpió con su cepillo de dientes en el departamento de él
para quedarse a vivir. La que un día le propuso casamiento, con anillo y todo.
La que lo incentivó para que renunciara a su laburo y se animara a largarse
solo con aquel proyecto que le generaba a la vez terror y entusiasmo. La que
propuso agrandar la familia con un evatest positivo en la mano. La que organizó
el ahorro, las vacaciones, los asados.
Y fue ella, también, la que esa noche volvió a casa decidida
a dejarlo. Expuso su monólogo de argumentos, él acodado en el balcón sin decir
una palabra, mientras ella armaba la valija. La de él.