Así empezó todo. Con una onomatopeya en el asunto de un mail
que decía “Permiso, lo mío es una frivolidad: hace mucho que no veía una cara
como la tuya. Te dejo una canción ad-hoc y un beso en los párpados”. Esas dos
oraciones y el link de I´ve just seen a face,
de Lennon.
Adelante, respondió ella. Y sintió que en ese instante
rompía la coraza.
A los tres
días tomaban una cerveza en un bar de Palermo. A la semana ella iba a verlo a
su departamento; descalza y con su vestido batik violeta y verde apropiándose
de los dos cuerpos del sillón. A las dos horas rebanaban una pieza de sushi
comprada en el barrio chino, descorchaban un tinto, él tocaba la guitarra y
ella cantaba una que supieran los dos. A los cinco minutos se desvestían
en la habitación.
Ph. IG: @raichijk_daniel |
-¡Buen día! Fue
un sueño?
-Hola
hermosísima. Pensaba que las partículas del azar, si tuviera partículas, de
pronto se alinean y sale una noche así.
--
-Vos decís
que es demasiado pronto para volver a verte?
-Yo digo
que ya te extraño.
-Me invitas
a dormir la siesta?
--
-Mariposas.
Puedo resultar empalagosa, lo sé. Pero las muy hijas de puta no se me van del
estómago.
-No paro de
pensar en vos. ¿Qué hago?
--
-Tu mirada.
No se qué es pero me gusta mucho lo que me decís cuando me miras. Te dejo una
caricia en la quijada.
-Te lo voy
a decir torpemente y a las apuradas. Cuando estoy con vos me pasa de todo. Y
cuando no, también.
--
-Y si
ponemos pausa, paramos el mundo y nos dedicamos a hacer el amor (en el más
amplio, amplísimo sentido de la palabra). Sos la única persona con la que me
interesa hacer algo.
-pará, que
no se qué responder.
Valeria Sampedro.
#microhistoriasdeamor.