El gustaba
de ella, se lo había hecho saber. Le escribió cartas, con su nombre rodeado de
mil corazones de colores, le regaló bombones, un día le llevó una flor. Hasta
que ella le dijo Sí y se pusieron de novios.
Habrá sido
la insistencia de él, acaso su dulzura y su atención desmedida que la hicieron
sentir halagada y querida. Pero no tenía que ser. A la semana ella le dijo que
basta de regalos, que mejor cortar la relación.
Él volvió a
casa con el ánimo por el suelo y ni bien entrar anunció: mamá, nos separamos.
Se fue a su cuarto y esa noche no quiso cenar.
Ella (la
mamá) quedó desconcertada y dolida. Cómo aliviarle una pena de amor a un nene
de seis años.
Sobre la
mesa de la cocina quedó abandonado un sobrecito con mas corazones recortados y
cuatro sugus sin abrir.
Valeria Sampedro.
#microhistoriasdeamor
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