martes, 16 de diciembre de 2014

Pequeñas esclavas // el flagelo del matrimonio infantil y una muestra en el Museo de Arte Decorativo

Imaginate una nena de seis o siete años. Una nena cualquiera, no importa. Todavía con dientes de leche, aprendiendo a leer, jugando a las muñecas, a la pelota, a lo que sea pero jugando. Imaginate ahora a esa nena en medio de una celebración que le resulta completamente extraña y a un tipo que viene y le dice que a partir de ese momento ella es su esposa.

Debitu, Ghulam, Destaye, Sidaba, Galiyaah, Rajani, Jarita y Nujood son nenas-señoras casadas por la fuerza cuando todavía no habían aprendido ni a jugar a la mamá. Hay de nueve y también de catorce, hay de diecisiete. “Siempre que lo veía me escondía, odiaba verlo” dice Theani (8) sin que haga falta describir su mirada mientras recuerda los primeros días de su matrimonio con Majed, con quien se casó cuando tenía seis años (y el 25).

El riesgo de las aberraciones es que adormecen la capacidad de espanto. La palabra “flagelo” te tira a la mierda cualquier posibilidad de conectarte con ese drama y lo reduce a la categoría de fenómeno documental. Pero ahí  están las 34 fotografías gigantes, dos videos con el testimonio de las chicas y un puñado de datos que con suerte servirán para tener un tema de conversación más profundo en la sobremesa:
-El matrimonio infantil afecta a 1 de cada 3 niñas en los países del Africa subsahariana y Asia meridional.
-Se calcula que unas 40 mil niñas son obligadas a contraer matrimonio cada día
-Si continúa esta práctica, en las próximas dos décadas (hacia el año 2030) se habrán consumado 130 millones de matrimonios  infantiles.

"Demasiado joven para casarse" se llama la exposición que inauguró hace unos días el Museo de Arte Decorativo. La fotógrafa estadounidense Stephanie Sinclair llegó a Afganistán como periodista durante la ocupación del gobierno norteamericano en ese territorio tras el ataque a las Torres Gemelas en 2001; se topó con esta realidad y empezó a retratarla. Estuvo en Nepal, Etiopía, India, Tanzania y llegó hasta Guatemala, donde también está naturalizada la esclavitud de las niñas disfrazada de matrimonio.


Av. Del Libertador 1902, martes a sábado, de 14 a 19, durante el mes de enero y de martes a domingo, en febrero.

Valeria Sampedro.


P.d: Si esta nota te intereso, busca la de Mutilación genital femenina (más abajo en este blog)

2 comentarios:

  1. Lo mas melancólico del caso, si cuadra, es que los casos denunciados son apenas aquellos que, por algún motivo, -inquietud personal, espasmo de rebelión social o descubrimiento a cargo de algún occidental- salen a la luz del entorno cultural que genera y sostiene estas cosas y que no parece cambiar con los siglos. No existen estas dinámicas sociales sin un contexto en el que se perciben legítimas. Por lo tanto, la mirada de horror, en su mayoría, es desde nuestro contexto cultural, que además nos parece, en relación a estos temas, perfecto. En definitiva, es la observación occidental sobre una cultura que seguramente hallará en la nuestra instituciones igualmente horrorizantes, acaso mas basadas en la hipocresía. Hay que tener cuidado también en comprender un contexto cultural, ejercer algún tipo de docencia sobre el mismo para que las cosas cambien y cuidarse de no postular que una cultura, que se yergue como superior, debe arrasar a la otra que tiene prácticas que nos disgustan. Ahí nomás, en unos días, festejamos la Navidad, que no es otra cosa que un nacimiento en un contexto similar, en el que un hombre viudo, tal vez sin hijos, compra o acuerda con una familia un matrimonio con una adolescente virgen. Ese es el escenario de una aberración que no nos es tan lejana, aunque la decoremos con bolas brillantes para imaginarla en el contexto del amor.

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