Nada más triste que la última cita. Ese encuentro en lugar
neutral para decirse adiós civilizadamente con un café de por medio, o con
suerte algo de alcohol. Desde cuándo el amor suponía tanta burocracia.
Despedirse. Avisarle al otro los porqués, qué tedio.
Por suerte eligieron un bar con una cerveza tirada
riquísima. En verdad habían pasado muchas noches borrachos de amor en esa
taberna, no se si era el sitio indicado. Al menos, no iba a faltar épica.
Ph. IG: @raichijk_daniel |
A la tercera ronda él creyó que ya era suficiente, tenía
ganas de besarla y proponerle volver a intentarlo, así que agarró la campera,
le acarició el huesito ese donde nace la mandíbula y se fue antes de que su chica
(su flamante ex) lo viera llorar.
Ella apuró su birra de un trago y salió casi
detras suyo. Sacó un cigarrillo (fumaba negros), se apoyó en la columna del bar
y lo vio alejarse. Pensó, qué gran amor.
Valeria Sampedro.
#Microhistoriasdeamor
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