Qué hay de comer. Era su frase a modo de saludo, cada noche,
mientras se quitaba el abrigo y colgaba las llaves en el ganchito de la pared
junto a la puerta. Le daba un beso en la mejilla, decía eso y se iba un rato a
la habitación mientras ella terminaba de poner la mesa, apagaba el fuego,
cortaba unas servilletas del rollo de cocina, se servía otra copa de vino.
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Está la
comidaaaa.
Era el
momento en que coincidían los tres. Ella, él sentado justo enfrente, y
el nene en la punta. Sin la tele, sin celulares a la vista. Casi sin diálogo.
Ni siquiera un atisbo de tensión en el ambiente. Nada. Una cordial
indiferencia. El ruido de los cubiertos contra los platos, cómo te fue en el
trabajo, normal y a vos, bien. Me pasas la sal, llamaron del banco. El gorgoteo
de la bebida en los vasos, me llené, dale no comiste nada, te dieron tarea,
acordate que mañana lo vas a buscar vos, ey comé, ey!!!!!
¿Cuándo se
van a separar?
Valeria Sampedro.
#microhistoriasdeamor
La bendita rutina...
ResponderEliminarMuy lindo Valeria!
maldita, en este caso. Saludos!!!!
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