domingo, 9 de diciembre de 2018

XXV. Big bang


Se cruzaron por única vez en aquel aeropuerto desbordado y sellaron un pacto sin palabras. Si iba a ser un amor al paso, mejor no saber nada del otro.
El temporal había obligado a cancelar todos los vuelos. En medio del gentío ellos dos se tocaron sin querer; y sintieron una descarga.
Foto: IG @raichijk_daniel
Difícil resistir la alienación del cuerpo cuando queda sacudido por otra piel. Las valijas estaban ya despachadas, no tenían nada que perder.
Terminaron desnudos y exhaustos en una cama alquilada al costado de la ruta, que le facturarían después a la aerolínea. No debía quedar rastro alguno de aquel big bang.
Volvieron al aeropuerto en silencio. Un poco perplejos por el compás perfecto que había alcanzado el encuentro anónimo. Cómo podía él saber los tiempos, la manera en que a ella le gustaba que la acariciaran. Cómo ella adivinó que él se desarmaba de placer cuando lo besaban justo ahí. Y lo rica que era. Y lo bien que él se movía.
Se despidieron con un beso en la mejilla y fueron arrastrados por el mar de gente que unas horas antes los había encontrado. Ni los nombres llegaron a decirse.


Valeria Sampedro.
#microhistoriasdeamor

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