Llegó a la hora de siempre, nueve y media de la noche y le
llamó la atención que la casa estuviera a oscuras. ¿No estaba ella?
Ph. IG: @raichijk_daniel |
No, no estaba. Acababa de irse con sus cosas. Lo descubrió
mientras iba encendiendo las luces; el living le pareció un poco más grande sin
el sillón del rincón, faltaba la alfombrita de lana y el ekeko de la
biblioteca; encontró dos portarretratos vacíos, no estaban sus carteras en el
perchero, había espacio de sobra en el placard. Quedaba un rastro de su perfume
en la almohada y reconoció un arito suyo junto al zócalo donde hasta hace unas
horas había una mesa de luz.
Recorrió cada rincón tratando de asimilar la ausencia, la
garganta hecha un garrote, mientras intentaba recordar cuándo había sido la
última vez que se habían reído a carcajadas, que se habían quedado charlando
hasta la madrugada, que habían conectado mirándose a los ojos. Cuándo.
Fue hasta la cocina, se sirvió una copa de vino y lloró
desconsoladamente. Sobre el mantel ella había dejado el manojo de llaves y una
esquela mínima. Pd: no te quiero más.
Valeria Sampedro
#Microhistoriasdeamor
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