miércoles, 15 de agosto de 2018

XVII. Dos plazas, una enormidad


Siempre había sido de ocupar el lado derecho de la cama. Habían cambiado de departamento, estado de vacaciones, incluso acampado, pero invariablemente cada noche acomodaba las pantuflas, o la ojotas, su libro, ahora su celular y los anteojos al alcance de su mano más dúctil.
Ph. IG: @raichijk_daniel
Dormía hacia adentro. Mirándola a ella, abrazándola casi siempre, hasta que los vencía el sueño y cada uno se hundía en su sector del colchón.
Fue durísimo cuando ella se fue. Sobre todo por ese espacio vacío en la cama; por el recorte helado de la mitad izquierda de la sábana, por la otra almohada intacta. Y, claro, su ausencia.

Valeria Sampedro.
#Microhistoriasdeamor

1 comentario:

  1. Su perfume persistente en las sábanas hizo más difícil olvidarla... Que buenas historias Vale te felicito!

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