Se levantó liviana ese día. Un solazo entraba por el
ventanal. Se preparó el mate, puso la radio, chequeó mensajes, comió un par de
tostadas, regó las plantitas del balcón. Hacía un frío helado.
Ph. IG: @raichijk_daniel |
A media mañana registró que llevaba horas sin pensar en él;
que por primera vez en meses su cara no era lo primero que le venía a la cabeza
al despertarse, lo último antes de rendirse al sueño. Y sonrió.
Era reconfortante la sensación de respirar hondo y que la
exhalación no se convirtiera en suspiro. Tan incrédula de su repentina
ingravidez que ensayó el ejercicio unas cuantas veces. Si, la opresión en el
pecho se había esfumado.
Decidió abandonar el pijama, guardó las medias de lana en la
cajonera. Se vistió decentemente, agarró la bici y salió a andar, sin rumbo fijo.
Inútil apurar los tiempos del desamor, un día
indefectiblemente la tristeza desaparece.
Muy bueno, relatas lo cotidiano, las secciones que tenemos. Casi puedo palparlas. Me encantó!
ResponderEliminarMuchas gracias!!! me alegro mucho ;)
ResponderEliminarGracias por compartir Vale.
EliminarHermoso !!!!
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado la microh.. ;)
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